Nos pasamos más de la mitad de nuestra vida fértil intentando evitar un embarazo y cuando llega el momento en que queremos tener un bebé nos damos cuenta de que engendrar no es tan fácil. Es entonces cuando somos conscientes de que tener un bebé no funciona bajo el lema ‘lo quiero, lo compro, lo tengo’. Si bien es cierto que la fertilidad tiene mucho de ciencia, también lo es que tiene mucho de magia. El ser humano tiene una dimensión global de cuerpo, mente y emociones y hay que trabajar de un modo integral para favorecer la fertilidad.

Nuestro estilo de vida, mala alimentación, estrés, tóxicos a los que estamos expuestos, falta de descanso y de autocuidado dificultan la maternidad porque alteran nuestro estado natural de salud. En concreto, lo que comemos – y absorbemos – afecta directamente al correcto funcionamiento de nuestro organismo y por tanto también al del sistema reproductor.

El plan preconcepcional

Los expertos en fertilidad natural recomiendan a toda mujer, tenga o no problemas para concebir, hacer un plan preconcepcional 3 meses antes de empezar a buscar un bebé. Este plan es especialmente importante si se acaba de dejar la píldora anticonceptiva ya que la ingesta continuada de hormonas se relaciona con carencias de vitaminas del grupo B y esto debilita la pared endometrial. Por ello, necesitamos de un periodo de tres meses para reponer el estado de salud. El plan preconcepcional incluirá:

  • Revisión general del estilo de vida y salud. Esto implica corregir problemas de salud, si es que existen, y de hábitos: empezar a descansar suficiente, hacer deporte suave y regular, regalarse momentos de autocuidado…
  • Depurar tóxicos del organismo: comer sin azúcares, sin refinados, sin precocinados y sin alcohol ni excitantes.
  • Preparación mental y emocional para el cambio de vida que queremos iniciar.
  • Dieta nutritiva que favorezca la fertilidad.

Todos estos puntos darían para escribir cientos de páginas por sí solos pero en el que aquí vamos a centrarnos es en el de la dieta.

 

Alimentos clave para favorecer el embarazo

Antes de pasar a los alimentos, es fundamental saber que hay algunos nutrientes que juegan un papel fundamental en la fertilidad. Uno de los más destacados es la vitamina E o tocoferol, etimológicamente quiere decir ‘llevar a nacimiento’. De hecho, se considera la vitamina de la fertilidad porque regula la ovulación, aumenta la cantidad de moco cervical, se relaciona con la reducción de la tasa de abortos espontáneos e incluso protege ante la pre-eclampsia, una enfermedad grave del embarazo. Son buenas fuentes de vitamina E el germen de trigo, los huevos, el boniato, la semillas de girasol, las almendras y las avellanas.

Otra de las vitaminas fundamentales para concebir es la vitamina B6 ya que equilibra los niveles de estrógenos y progesterona, las dos hormonas femeninas por excelencia. También es la responsable de la división celular que se produce después de que el espermatozoide penetre al óvulo. Encontraréis B6 en el germen de trigo, la levadura de cerveza, las caballas, los arenques o la carne magra de cordero o cerdo.

Junto con las vitaminas B6 y E, otra de las fundamentales es la B9 o ácido fólico. Es necesario ingerir al menos 400 microgramos al día para evitar problemas en la formación del cerebro y columna vertebral del bebé. Para asegurarse esta cantidad hay que suplementar desde un mes antes al embarazo y al menos durante el primer trimestre. Fuentes naturales de ácido fólico son las verduras de hoja verde y los cereales integrales.

La vitamina B12 es especialmente necesaria para las mamás vegetarianas y veganas, quienes tendrán que suplementarse ya que la B12 se obtiene de la proteína animal. Esta vitamina sirve para crear glóbulos rojos, favorece la asimilación del ácido fólico y contribuye a la maduración de los óvulos. Las mamás omnívoras podrán obtener B12 del cordero, la sardina, el salmón, las aves o el huevo.

En cuanto a la grasas saludables, los omegas 3 y 6 son fundamentales para la síntesis hormonal y favorecen la ovulación. Podéis encontrar fuentes de omega en el pescado azul, los aceites vegetales y las semillas de chía o lino.

Además de estos nutrientes que hemos comentado, hay que mantener una alimentación lo más variada y natural posible para tener todos los nutrientes, vitaminas, minerales y antioxidantes necesarios. Hay que incluir proteínas limpias y de alto valor biológico, como las carnes o los huevos ecológicos, o si optamos por proteína vegetal, como las legumbres, comerlas combinadas con cereales. No hay que olvidar tampoco los hidratos de carbono de liberación lenta y mejor si tienen un índice glucémico bajo, como el arroz integral, la quinoa, el mijo o la avena. Algunos expertos en fertilidad natural recomiendan que en caso de dificultades para quedar embarazada se retire el trigo por estar relacionado con alteraciones hormonales.

Ahora sí paso a detallarte una lista con los alimentos más idóneos para favorecer la fertilidad.

 

Alimentos que favorecen el embarazo
Alimentos que dificultan el embarazo
-Cereales integrales

-Verduras y tubérculos de raíz como el boniato, la remolacha, la zanahoria…

– Verduras de hoja verde y germinados como la alfalfa

-Legumbres, mejor si son combinadas con cereales

– Frutas como la manzana, las cerezas, pomelo, uva, frutas del bosque…

– Semillas y frutos secos especialmente las nueces y almendras

– Algas

– Pescado salvaje

– Huevos y carnes ecológicas

– Fermentados como el miso o el xucrut

– Germen de trigo y levadura de cerveza

– Sal del Himalaya o sal marina sin refinar

– Tonificantes como el polen, la maca o la espirulina

 

 

– Azúcar

-Refinados

-Alcohol

– Pescados grandes porque acumulan mercurio

– Cafeína

-Quesos no fermentados

– Carne y lácteos no ecológicos por la carga hormonal

– Patés e hígados por la cantidad de retinol que en grandes cantidades puede contribuir a malformaciones en el feto

– Soja, por contener isoflavonas que pueden alterar la función hormonal

– Reducir transgénicos, productos procesados, los que contienen E-, y los que van dentro de plásticos con BPA.

 

 

 

 

Seguir esta lista a rajatabla no tendrá ningún sentido si no se hace un cambio de hábitos a todos los niveles de la vida: descansar, hacer ejercicio moderado y suave, pensamientos positivos, sanar relaciones… Es el momento de nutrirse tanto física como emocionalmente.

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